martes, junio 19, 2007

JOE HALDEMAN - La guerra interminable


 La guerra interminable (1974) es la novela que encumbró a Joe Haldeman de manera definitiva  instalándolo en el Olimpo de los grandes escritores de ciencia ficción de todos los tiempos, además de obtener logros más mundanos como por ejemplo la triple corona de premios literarios a los que podía aspirar: el Nebula en 1975 y el Hugo y Locus en 1976; debido al éxito cosechado, la novela se convertiría en saga, alargándose en dos nuevos títulos con La paz interminable (1997) y Forever free (1999), esta última inédita en castellano.

En su novela, Haldeman construye un profundo alegato antibelicista, se la considera una crítica a la polémica y pro-belicista Tropas del espacio, una de las obras maestras del maestro Heinlein (cuántos detractores de Heinlein le deben a éste sus mejores momentos dentro del género de la ciencia ficción, incluidos muchos escritores). La guerra interminable nos cuenta las peripecias de los soldados que luchan en la guerra contra una raza alienígena, los enigmáticos Tauran; el enfrentamiento bélico no es más que el pretexto para hacer una exploración de la condición humana y  de la innata capacidad del hombre para inhibirse de los horrores que es capaz de crear; asimismo, Haldeman aprovecha para cargar contra la burocrácia que crea el propio mecanismo de la guerra y que es un factor tan peligroso para el soldado como el mismo enemigo.

Haldeman añade a la narración elementos hard de gran interés, algo que forma parte de su sello personal e intrasfarible con los que se ayuda para planificar hasta el más mínimo detalle las paradojas temporales que surgen en la novela, sin duda de lo mejor de la misma, por el acertado tratamiento que hace de los efectos psicológicos que sufren los soldados debido a la dilatación temporal propia de  los viajes espaciales a grandes velocidades. Dichos viajes son posibles gracias al descubrimiento del salto colapsar, un avance tecnológico que permite recorrer enormes distancias en el espacio, pero los efectos de la singularidad espacio-tiempo consigue que todos los que utilicen este sistema para viajar descubran a su regreso que lo que para ellos han sido unos pocos meses, en la Tierra han sido años.

La novela en sí, no se parece en nada a los tochos que se publican hoy día. Construida de una manera compacta, sin alardes de estilo ni florituras, resulta tremendamente sólida y fascinante, sin añadidos superfluos que tan sólo tienen la misión de añadir páginas vacias de contenidos para inflar el precio final del libro. El protagonista de La guerra interminable, un joven estudiante que responde al nombre de Willian Mandela, es reclutado para formar parte de un grupo de fuerzas de élite del ejército que deben cumplir con los requisitos de tener un coeficiente de inteligencia por encima de 150 y una impecable condición física. El grupo de élite al que pertenece el joven Mandela es sometido a un duro entrenamiento antes de ser enviado a luchar contra el enemigo.

La guerra contra los misteriosos Taurinos provoca que los soldados que participen en ella pierdan todo aquello que dejan cuando parten hacía el frente y no sepan que se encontraran a la vuelta; de esta forma asistimos a los enormes cambios que se producen en la civilización, cambios que elimina la posibilidad de reinsertase en la vida civil a los veteranos de guerra, viéndose obligados a alistarse de nuevo en el ejército. Esta circustancia invita a pensar en las bases autobiográficas que subyacen en la obra, no olvidemos que Haldeman combatió y fue herido de gravedad en Vietnam, y que tras la escusa de un space opera, el autor presenta en forma de metáfora causada por los viajes espaciales, los efectos de desamparo y rechazo que padecieron los soldados norteamericanos a su regreso a los Estados Unidos, poniendo de manifiesto lo inutil de la guerra.

El final de la novela es un tanto moralista y a la vez dulce por el final feliz que les proporciona a los protagonistas. Al regresar de su última misión, los supervivientes de la contienda descubren que la paz con los Taurinos se ha conseguido gracias a renunciar a la individualidad, tanto física como mental, todos los seres son uno solo; han adoptado el modelo de civilización Taurino para poder entenderse con ellos (el individualismo es uno de los caballos de batalla de Heinlein, una idea que promueve en cada uno de sus escritos y que en La guerra interminble es rebatido por Haldeman). Una aceptación de que el estado de guerra es inherente al ser humano y de que para evolucionar deben abandonar la condición humana.

Como curiosidad comentaré que tuve la oportunidad de conocer a Haldeman y a su mujer, que por cierto habla un perfecto castellano, en el Kosmopolis 2004 de Barcelona. Junto a otros Cyberdarkianos, hoy sedicianos, fui espectador de la conferencia que ofreció sobre la guerra, como no, una charla interesantísima donde cargó con dureza contra la política militarista de Estados Unidos y, en algunos momentos, sobre las tesis militaristas e individualistas de Heinlein. Que Haldeman sea veterano de guerra se nota en la profundidad de algunos de los personajes de la novela en los que seguramente se ve reflejado. En resumen, una estupenda novela que es muy recomendable releer de tantao en tanto para que no caiga en el olvido  y sirva de referencia para comparar algunos de los escritos de los nuevos adalides de la ciencia ficción.

3 comentarios:

Farseer dijo...

Siempre me ha parecido que eso de los veteranos de guerra que vuelven tras milenios (por lo del tiempo relativista) y se reenganchan al ejército es un poco absurdo. Quiero decir, ¿os imagináis a unos cavernícolas de la edad de piedra metiéndose ahora en el ejército? Simplemente no estarían preparados para los avances tecnológicos y demás.

En cualquier caso, estoy de acuerdo en que es una estupenda novela, una de las grandes de la ciencia ficción, con un mensaje antibelicista muy interesante que a menudo se contrapone a otra novela militarista mítica de la ciencia ficción como es la Starship Troopers de Heinlein.

Toniluro dijo...

En realidad, déspués de su primer viaje, "sólo" regresan unos 20 años en el futuro, pero los cambios que ha sufrido la sociedad y sobretodo la presión del poder militar que casi los obliga a realistarse no les deja otra opción.

A la vuelta del segundo viaje ya nada les ata al mundo civil. El final de la novela me parece magnífico, muy en la línea de las teorías sobre el Estado que propone Hobbes en su obra "Leviatán".

Anónimo dijo...

cloudXXI:

Uno de los pocos clásicos que se codean con la mejor ci-fi de hoy en día. Súblime.

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