miércoles, julio 25, 2007

JOHN SCALZI - La vieja guardia

 La vieja guardia (2005) fue la carta de presentación de John Scalzi en nuestro país. Con esta novela de ciencia ficción militar que fue nominada para el Hugo del año 2006, sorprendentemente según mi opinión, se inicia una serie que continuaría con Las Brigadas Fantasma (2006), La última colonia (2007) y La historia de Zoë (2008), todas ellas publicadas por Minotauro con una buena acogida en ventas y críticas por parte de los aficionados al género.

La primera impresión que uno tiene al adentrarse en las páginas de La vieja guardia es que se encuentra ante el enésimo homenaje a dos de los clásicos inmortales de la ciencia ficción: la celebrada y discutida Tropas del espacio (1960) del maestro Heinlein y la no menos brillante La guerra interminable (1975)de Joe Haldeman. El resultado de tan sentido tributo es un space ópera bélico que cuenta las hazañas de las Fuerzas de Pefensa Colonial (FDC) en sus enfrentamientos con otras razas del universo en la pugna con éstas por los recursos de los escasos planetas habitables que existen; la principal arma para acometer dicha conquista es el alistamiento voluntario de la flor y nata de los residentes de los geriátricos: abuelos septuagenarios que en el final de sus días deciden enrolarse en las Fuerzas de Defensa Colonial, una fuerza militar que se nutre de ancianos a los que se les proporciona un nuevo cuerpo joven con un ADN mejorado y aplicaciones de nanotecnología que les proporcionan una mayor velocidad, resistencia, capacidad de oxígeno en sangre además de potenciar los sentidos; junto a estas mejoras, también cuentan con un dispositivo BrainPal que funciona como una interfaz neuronal que les permite comunicarse con sus compañeros de las FDC.
Para este renacer el autor utiliza la misma fórmula empleada por Richard Morgan en su genial Carbono Alterado y David Brin en Gente de Barro: la platónica trasmigración del alma de un cuerpo a otro. Un recurso “científico” que, en otras manos, genera una gran cantidad de recursos que pueden enriquecer la trama de la novela aportando elementos de discusión sobre la religión o la inmortalidad, y que Scalzi deja de lado para centrarse en el anodino deambular de un grupo de calenturientos reclutas en unos escenarios que Scalzi no desarrolla convenientemente.
La novela en sí es un relato en primera persona del soldado John Perry, un escrito retirado de 75 años de edad, que tras la muerte de su esposa se alista en las FDC. Después de recibir la instrucción básica y experimentar sensaciones ya olvidadas con su nuevo cuerpo, Perry comienza su nueva vida como militar participando en varias escaramuzas en las que se enfrenta contra un repertorio de las muchas razas extraterrestres que compiten con los terrestres. El estilo narrativo de la novela es directo y de ritmo ágil, más por el minimalismo en cuanto a recursos literarios y profundidad en las ideas que encontraremos en el texto que por el buen hacer del autor. Sí que son dignos de mención algunos elementos que recuerdan vagamente las características de la novela bizantina, como es la historia de amor entre las reencarnaciones del protagonista y la que fue su esposa en “la vida civil”, con un satisfactorio final feliz después de que nuestros sufridos héroes se tengan que enfrentar a múltiples peligros que amenazan con separarlos de forma y manera definitiva. Una dosis de sentimentalismo que aporta un leve toque de clasicismo al insustancial y plano “revival” de Tropas del Espacio que Scalzi no ha terminado de llevar a buen puerto, seguramente por su bisoñez en las lides literarias, nada que no se cure con el tiempo. Qué más decir de La Vieja Guardia: qué entretiene y se lee rápido, pero que no termina de ser lo que esperaba.
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