La primera referencia que me llegó de esta novela vino de la mano de estación de nieblas donde aparecía una reseña que, por lo interesante, invitaba a la lectura de la novela. Poco tiempo después, aparecía la noticia de la publicación de Marrow, Médula editada en castellano por La Factoría de Ideas en su colección Solaris Ficción. Médula es la primera novela de Robert Reed que sale a la luz en España, aunque no se trata de un total desconocido en nuestro país ya que con anterioridad se han publicado varios relatos suyos que han tenido una buena aceptación. Cabe apuntar que Médula nace como la "ampliación" de tres relatos de Reed: Marrow publicado en 1997, The Remoras y Aeon's Child publicados en el recopilatorio The dragons of spring place en 1999.
La novela en sí no ha sido lo que esperaba, aunque tampoco se puede decir que para mi haya supuesto una total decepción. El problema, en parte, es por las enormes expectativas que me había generado el argumento de Médula: la aparición en el Sistema Solar de una gigantesca nave del tamaño de Júpiter que viaja sola por el espacio y, que después de explorarla, es colonizada por los humanos en dura pugna con otras razas alienígenas que no le harían ascos a poseer semejante trasto. Los humanos que se instalan en la gigantesca nave se constituyen en una aristocracia dominante autodenominada los Capitanes. Estos humanos poseen una tecnología muy avanzada, lo cual, les permite vivir casi eternamente gracias a los avances en nanotecnología que les hacen inmunes a las enfermedades y capaces de regenerarse de cualquier tipo de percance.
Los Capitanes, o deberíamos decir más bien las Capitanas, ya que son las mujeres las que tienen el mando de la nave, deciden emplear los enormes recursos de tiempo y espacio físico del que disponen en recoger especies alienígenas, darles cobijo y sustento y pasar la eternidad vagando por la galaxia sin preocuparse mucho de quién, cómo y cuándo proyectó y construyó tan colosal nave. En eso estaban cuando descubren en el centro de la nave nada más y nada menos que un planeta del tamaño de Marte. La exploración del misterioso planeta interior acaba en tragedia y con los Capitanes atrapados en él sin posibilidad de escapatoria. A partir de aquí se suceden un sinfín de acontecimientos narrados de una manera poco afortunada por Robert Reed, no sé si por falta de una mayor capacidad para ordenar y trasmitir coherentemente el caudal narrativo que se podía generar con tan buen planteamiento inicial, o si la poca gracia en su discurso es consecuencia de una pésima traducción por parte de la editorial (como viene siendo frecuente por parte de La Factoria de Ideas).
La tragedia, el engaño y el comportamiento caprichoso de los Capitanes desembocarán en un final sorpresivamente cosmogónico y poco claro que deja muchos cabos sin atar, y que seguramente, serán resueltos en una futura secuela. La futura secuela ya existe en el mercado de habla inglesa y lleva por título The well of stars (novela que años después de ser publicada Médula en nuestro país no parece que vaya a ver la luz en castellano).
¡Lástima de ideas desperdiciadas por Reed! La historia presentaba argumentos para haber podido ser una muy buena novela de ciencia ficción y un space opera de referencia. En apariencia parecía una novela ambiciosa, llena de conceptos interesantes que a la postre sólo sirven como decorado de cartón piedra donde se desenvuelven unos personajes planos, vacíos de contenido, apenas un boceto de lo que podrían haber dado de sí. El escritor se ha empeñado en convertir la oligárquica y cerrada sociedad matriarcal de los Capitanes en una copia del Olimpo; en dioses sometidos a sus bajas pasiones de traiciones, odios, celos e incestos. Esta idea se refuerza con la semejanza que hace entre el idealizado paraíso en que convierte la nave y el Hades que representa Médula, el planeta interior dominados por mares de fuego y volcanes en erupción.
Como dato más negativo de la novela destacaría los saltos de miles de años que se dan a lo largo de la narración sin que parezca que durante ese tiempo haya podido ocurrir algo de interés; excesivamente rápido en la información en unos momentos y minucioso en otros. El resultado es una narración bastante irregular y que invita a la confusión.
En fin, una novela que está vendiendo muy bien, me costó dos semanas encontrar una librería que no la tuviera agotada, y que tendrá su público a favor y en contra. Yo me posiciono con los que no han encontrado lo que buscaban entre sus páginas.
4 comentarios:
Otra mala crítica de este libro... yo tampoco llamaría poco talentoso al Robert Reed. He leído varios relatos suyos muy buenos. Quizá es que le esté costando la transición a extensiones más largas.
Como ya sabes yo si estoy a favor de la novela. Eso sí reconozco que me he enfriado bastante. Creo que lo que más ha perjudicado a esta novela es la traducción o quizás la revisión...
Puede ser cosa de la traducción. La Factoría se lleva muchos palos por ese tema, aunque yo no termino de estar seguro de que la culpa sea de los traductores; más bien de las formas literarias de los escritores que son traducidos que son bastante deficientes en cuanto a estilo propio. La mayoría me parecen que escriben sus historias con un registro más adecuado al redactado de un prospecto medicamentoso o al parte meteorológico.
Si me dan a leer un fragmento de una novela de Banks, Stross, Reed o Alastair Reynolds no soy capaz de distinguir uno de otro, todos me parecen el mismo y que están escribiendo la misma historia con los mismos personajes, eso sí, me pones un fragmento de China Miéville o Ian R. McLeod y no tardo en reconocer al autor; estos tienen un estilo propio que por muy mala que sea la traducción es reconocible.
Estoy más por la idea de que la ciencia ficción está de capa caída y que cada vez se aleja más de la literatura.
Yo no pienso asi ;).
PAra mi existe un grupo que si escribe bien formado por Banks (sobre todo) Stross y Reynolds (bueno tambien metería a Mcloud ;))
Bufff, pues si ahora te pareced que se aleja de la literatura no mires nada de la "edad de Oro" por que la gran mayoría tienen la misma profundidad intelectual que un boxeador en el 15º asalto....
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