En la actualidad lleva vendidos 135.000 ejemplares en España y ha sido traducido a más de 30 idiomas, además de haber ganado en su día el premio Ojo Crítico de Narrativa. Sin duda la novela de género española más internacional. Sin embargo, no es una novela muy apreciada por los aficionados al género fantástico en España, es más, la mayoría ni siquiera la ha leído ni la tiene en cuenta para futuras lecturas. Un caso paradójico dentro del panorama patrio donde se tiende al chovinismo de subir a los altares obras y autores bastante mediocres por el único mérito del paisanaje.
La novela en si es una mezcla de géneros, mestizaje lo llaman los más puristas y entendidos en estos menesteres. Con una prosa recargada y llena de metáforas y unas formas al más puro estilo decimonónico, el autor introduce elementos de la literatura fantástica, de terror y de ciencia ficción inspiradas en las ideas de autores de reconocido prestigio como: los terrores marinos de Lovecraft y Hodgson, la novela de aventuras que tan bien explotó Julio Verne, la relación de dependencia que establecía Joseph Conrad entre protagonista y antagonista y la imposibilidad de comunicación con otros seres inteligentes que desarrollo Stanislaw Lem en obras como El Invencible.
El argumento de la novela comienza a finales del siglo XIX con la llegada a un pequeño islote próximo a la Antártida de un joven oficial atmosférico que huye de un oscuro pasado. En el islote encontrará a su único habitante, Batís Caffó, en un faro que es asaltado cada noche por unas extrañas criaturas que provienen del mar. El joven recién llegado comienza una desesperada lucha por la supervivencia que también es un viaje a lo más perturbador de la naturaleza humana y que pondrá de manifiesto lo peor y lo mejor de él. Su relación con Batís Caffó y el descubrimiento de la psicología de los dos personajes es el eje sobre lo que se asienta la novela y, por consiguiente, lo que atrapa al lector.
La novela resulta una analogía sobre la incomprensión y el rechazo que sentimos hacía todo lo desconocido, la capacidad que ha generado la sociedad para criminalizar y odiar todo aquello que no podemos entender. Sobre todo, se resalta la necesidad de manifestar la xenofobia, el racismo y la intolerancia que es innata en el ser humano.
En otro apartado de la novela, se debe incidir y destacar en la carga de erotismo y sexualidad que se introduce en la novela. Un sexo en su estado más puro y primitivo, enfermizo a veces y natural siempre.
Para concluir, sólo indicar que, a pesar de su carácter autoconclusiva, La piel fría es la primera entrega de una trilogía temática que tiene su continuación con Pandora en el Congo.
La novela en si es una mezcla de géneros, mestizaje lo llaman los más puristas y entendidos en estos menesteres. Con una prosa recargada y llena de metáforas y unas formas al más puro estilo decimonónico, el autor introduce elementos de la literatura fantástica, de terror y de ciencia ficción inspiradas en las ideas de autores de reconocido prestigio como: los terrores marinos de Lovecraft y Hodgson, la novela de aventuras que tan bien explotó Julio Verne, la relación de dependencia que establecía Joseph Conrad entre protagonista y antagonista y la imposibilidad de comunicación con otros seres inteligentes que desarrollo Stanislaw Lem en obras como El Invencible.
El argumento de la novela comienza a finales del siglo XIX con la llegada a un pequeño islote próximo a la Antártida de un joven oficial atmosférico que huye de un oscuro pasado. En el islote encontrará a su único habitante, Batís Caffó, en un faro que es asaltado cada noche por unas extrañas criaturas que provienen del mar. El joven recién llegado comienza una desesperada lucha por la supervivencia que también es un viaje a lo más perturbador de la naturaleza humana y que pondrá de manifiesto lo peor y lo mejor de él. Su relación con Batís Caffó y el descubrimiento de la psicología de los dos personajes es el eje sobre lo que se asienta la novela y, por consiguiente, lo que atrapa al lector.
La novela resulta una analogía sobre la incomprensión y el rechazo que sentimos hacía todo lo desconocido, la capacidad que ha generado la sociedad para criminalizar y odiar todo aquello que no podemos entender. Sobre todo, se resalta la necesidad de manifestar la xenofobia, el racismo y la intolerancia que es innata en el ser humano.
En otro apartado de la novela, se debe incidir y destacar en la carga de erotismo y sexualidad que se introduce en la novela. Un sexo en su estado más puro y primitivo, enfermizo a veces y natural siempre.
Para concluir, sólo indicar que, a pesar de su carácter autoconclusiva, La piel fría es la primera entrega de una trilogía temática que tiene su continuación con Pandora en el Congo.
2 comentarios:
Bueno, poco puedo comentar que no haya dicho ya en mi blog.
Sólo un inciso. Creo que la trilogía de Albert es, más bien, temática. No argumental.
Es decir, la segunda parte sería Pandora en el Congo. Vendría a ser como la trilogía sobre Vietnam de Oliver Stone.
Un saludo
Sí, en "Pandora en el Congo" también aparecen unos seres comparebles a los que asaltaban el faro y los referentes de la novela son muy parecidos a los de "La piel fría".
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