El nombre de Tom Godwin no resultará conocido para muchos de los aficionados a la ciencia ficción en nuestro país; sin embargo, y a pesar de la escasez de su producción literaria, 3 novelas y poco más de 30 relatos, tiene el honor de haber contribuido al género con una de las mejores y, en su tiempo, más polémicas narraciones que uno pueda recordar.
En efecto, Las frías ecuaciones, publicada originalmente en la restiva Astounding en agosto de 1954, no dejó a nadie indiferente. Pese a lo dicho en cuanto a las virtudes de este cuento, Godwin no destacó nunca por su calidad literia, tampoco por su imaginación ni por nada que distinga su obra como algo escepcional, ni tan siquiera aceptable. De ahí que tan sólo se hayan traducido al castellano dos de sus creaciones: Las frías ecuaciones, incluida en varias recopilaciones de poco peso además de en Nueva Dimensión nº 87 y en el número 9 de la revista Gigamesh, y la novela Prisión espacial, cuyo nombre original es The Survivors, es la ampliación de Too Soon to Die, un relato que Godwin escribió en 1957, fue editada en nuesto país por Cénit en 1961. La novela no tiene mucho que comentar, se trata de una típica narración de aventuras con todo el imaginario que se solía incluir en este tipo de historias para adolescentes. Lo mejor que se puede decir de ella es que se lee con facilidad y, en momentos puntuales, resulta hasta entretenida.
Volviendo a Las frías ecuaciones, el argumento en sí es tremendamente sencillo: una pequeña nave del Servicio de Emergencias debe llevar un antídoto a una lejana colonia planetaria con el fin de salvar a un grupo de colonos atacados por un virus mortal. Cada segundo cuenta si se quiere salvar a los afectados; por esta razón se debe utilizar un tipo de nave con unas caracterísitcas muy concretas para viajar más rápido, así pues, tan sólo puede llevar un tripulante, la carga, en este caso el antídoto y la cantidad justa de combustible para llegar al destino. Pero mira por donde, la impaciencia de Marilyn, una joven adolescente, por ver a su hermano, uno de los colonos afectados, hace que se cuele en la pequeña nave como polizón. El piloto la descubre y debe aplicar lo que marca el protocolo en estos casos: lanzar al polizón al espacio. Si no lo hace, el peso extra de la joven hará que se consuma más combustible de la cuenta y ambos moriran al no poder llegar hasta la colonia afectada, a lo que se deberá añadir la muerte de los colonos enfermos al no recibir el tratamiento. A partir de aquí el piloto y sus superiores se tendrán que enfrentar con el hecho de que no hay otra solución que no sea la muerte de la joven. El final, gracias a la intervención de Campbell que abortó de manera sistemática todo tipo de argucia que intentó Godwin para salvar a la joven polizón, es el más lógico: la muchacha debe aceptar su muerte y saltar al vacío para procurar la salvación de los colonos y la del propio piloto.
En efecto, Las frías ecuaciones, publicada originalmente en la restiva Astounding en agosto de 1954, no dejó a nadie indiferente. Pese a lo dicho en cuanto a las virtudes de este cuento, Godwin no destacó nunca por su calidad literia, tampoco por su imaginación ni por nada que distinga su obra como algo escepcional, ni tan siquiera aceptable. De ahí que tan sólo se hayan traducido al castellano dos de sus creaciones: Las frías ecuaciones, incluida en varias recopilaciones de poco peso además de en Nueva Dimensión nº 87 y en el número 9 de la revista Gigamesh, y la novela Prisión espacial, cuyo nombre original es The Survivors, es la ampliación de Too Soon to Die, un relato que Godwin escribió en 1957, fue editada en nuesto país por Cénit en 1961. La novela no tiene mucho que comentar, se trata de una típica narración de aventuras con todo el imaginario que se solía incluir en este tipo de historias para adolescentes. Lo mejor que se puede decir de ella es que se lee con facilidad y, en momentos puntuales, resulta hasta entretenida.
Volviendo a Las frías ecuaciones, el argumento en sí es tremendamente sencillo: una pequeña nave del Servicio de Emergencias debe llevar un antídoto a una lejana colonia planetaria con el fin de salvar a un grupo de colonos atacados por un virus mortal. Cada segundo cuenta si se quiere salvar a los afectados; por esta razón se debe utilizar un tipo de nave con unas caracterísitcas muy concretas para viajar más rápido, así pues, tan sólo puede llevar un tripulante, la carga, en este caso el antídoto y la cantidad justa de combustible para llegar al destino. Pero mira por donde, la impaciencia de Marilyn, una joven adolescente, por ver a su hermano, uno de los colonos afectados, hace que se cuele en la pequeña nave como polizón. El piloto la descubre y debe aplicar lo que marca el protocolo en estos casos: lanzar al polizón al espacio. Si no lo hace, el peso extra de la joven hará que se consuma más combustible de la cuenta y ambos moriran al no poder llegar hasta la colonia afectada, a lo que se deberá añadir la muerte de los colonos enfermos al no recibir el tratamiento. A partir de aquí el piloto y sus superiores se tendrán que enfrentar con el hecho de que no hay otra solución que no sea la muerte de la joven. El final, gracias a la intervención de Campbell que abortó de manera sistemática todo tipo de argucia que intentó Godwin para salvar a la joven polizón, es el más lógico: la muchacha debe aceptar su muerte y saltar al vacío para procurar la salvación de los colonos y la del propio piloto.
Portada Astouding de agosto 1954 |
Para apreciar en su totalidad la importancia de este relato debemos situarnos en el momento temporal en el que fue escrito: en plena Edad de Oro de la ciencia ficción. Un momento en el que la mayoría de escritos estaban enfocados a la acción misma, es decir, a los acontecimientos y a su resolución, no a como estos afectaban psicológicamente a los personajes; de esta manera entenderemos con más claridad lo innovador que resulto en su momento el planteamiento y, por supuesto, el final, situado en las antípodas del casi obligatorio final feliz. Tengamos en cuenta que en los relatos que planteaban una situación como la que se origina en la pequeña nave de emergencia, la historia giraba en torno a la manera, más o menos ingeniosa, en la que la chica lograría salvarse, burlando de este modo el trágico desenlace que le deparaba el destino, pero aquí nada de esto sucede, la sapiencia y la visión editorial de Campbell centra la situación en el problema emocional que se les presenta a los personajes, dejando de lado el planteamiento técnico de la solución que evite el sacrificio de la joven.
Las frías ecuaciones es el más claro ejemplo de como una idea acertada se puede sobreponer a la nula capacidad de un escritor, en este caso Godwin, y convertir un texto que debido al acartonamiento de los personajes, el estilo ramplón, el planteamiento artificial y lo sensiblero del desenlace no debería haber trascendido en la mente del lector más allá de los 20 minutos que se tarda en leer. Sin detenerse en todos estos inconvenientes, las reacciones a la historia fueron tales que se convirtió en un clásico. Este estatus lo adquirió gracias a descolocar al lector con un final inesperado por lo trágico, dada la ausencia de un deus ex machina que revertiera la lógica del desenlace. De esta manera, un pequeño cuento de ciencia ficción quedó emparentado en su trasfondo con un género como la tragedia griega, en la que todos los personajes son víctimas del destino y, de una manera u otra, reciben al final su castigo. Marilyn, la joven polizon, tiene mucho en común con la Antígona de Sófocles, la cual también se enfrenta a dos nociones del deber: por una parte el familiar hacia su hermano, que la obliga a sepultarlo pese a la amenaza de muerte que pesa sobre quien lo haga y, por otra parte, la obligación civil y social que la obliga al cumplimiento de las leyes del Estado, con lo que debe aceptar su muerte al desobedecerlas. Marilyn, al igual que Antigona está imbuida de ese amor fraternal que la hace subir de manera impulsiva a la pequeña nave de salvamento con el fin de acortar el tiempo de espera para encontrarse con su hermano, sellando ,de este modo, su trágico final obligada por su otro deber para con la sociedad que representan los colonos enfermos. Su conciencia la hace aceptar su final sin titubeos, sabedora de que, al igual que Antígona, había sellado su final al sobrepasar las normas fijadas por el "poder". Son las leyes de la civilización y lo que aconseja la pura matemática, las frías ecuaciones.
Buena parte de la polemica que en un principio sustitó ésta narración viene dada por las acusaciones de plagio que lanzaron contra Godwin, ya que con anterioridad se habían publicado al menos dos historias muy parecidas a la que él cuenta. Por una parte existía un cuento similar titulado Una decisión de peso, escrita por Al Feldstein, aparecida en 1952 en Weird Science, que también exploraba la cuestión de la eliminación física de una mujer polizon para que el resto se salve; la segunda, escrita por C. E. Tubb en 1949, un año antes de dedicarse profesionalmente a la escritura, fue la primera en plasmar la situación de eliminar un tripulante para que los demás se salvaran.
Un relato de obligada lectura para todos los buenos aficionados. Fácil de encontrar en la red y rápido de leer. No os defraudará.
Buena parte de la polemica que en un principio sustitó ésta narración viene dada por las acusaciones de plagio que lanzaron contra Godwin, ya que con anterioridad se habían publicado al menos dos historias muy parecidas a la que él cuenta. Por una parte existía un cuento similar titulado Una decisión de peso, escrita por Al Feldstein, aparecida en 1952 en Weird Science, que también exploraba la cuestión de la eliminación física de una mujer polizon para que el resto se salve; la segunda, escrita por C. E. Tubb en 1949, un año antes de dedicarse profesionalmente a la escritura, fue la primera en plasmar la situación de eliminar un tripulante para que los demás se salvaran.
Un relato de obligada lectura para todos los buenos aficionados. Fácil de encontrar en la red y rápido de leer. No os defraudará.
5 comentarios:
"Las frías ecuaciones es el más claro ejemplo de como una idea acertada se puede sobreponer a la nula capacidad de un escritor, en este caso Godwin"
No los conozco, a estos escritores. Pero la idea, el argumento, realmente son geniales.
Buen sitio de ciencia-ficción y gran foto de ajedrez.
Saludos.
Gracias por la visita y el comentario. El relato de Godwin lo puedes encotrar fácilmente en internet. Apenas ocupa 20 páginas y se lee en un momento.
Saludos.
Ey que gran blog!!! Me encanta que rescates todas esas novelas de ciencia ficción olvidadas por muchos. Tendré que pasarme por aquí con frecuencia.
Saludos!!
Gracias por el comentario kelemvor. Las próximas novelas "rescatadas" que sandrán reseñadas son Ellos de Antonio Ribera, Odisea en Marte de Weinbaum, Los humanoides de Willianson y Vikingo espacial de H. Beam Piper.
Estaba buscando en internet acerca de ejercicios y todo lo relacionado con las ecuaciones. Mas precisamente quería obtener ejercicios inecuaciones ya que este tema me resulta complicado y por eso debería practicar mucho para ello
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