Los lectores habituales de Gene Wolfe ya conocen de la calidad de sus escritos y del trasfondo que acompañan todas sus historias. En ese acuerdo tácito que se establece entre escritor de género fantástico y lector de estas obras de evasión, Wolfe no solo cumple con su parte de proporcionar diversión y entretenimiento, además ofrece un elaborado trabajo que obliga a estar con la mente despierta, observar, deducir e interpretar todo aquello que se nos muestra en las páginas que vamos pasando.

En El Caballero; primera parte o mitad de un libro, como se prefiera, Wolfe recrea la literatura de aventuras caballerescas de la Edad Media donde funde elementos de diferentes tradiciones. Encontramos el inevitable peaje a Tolkien y el folklore céltico de duendes y elfos, los cuentos populares y la narración artúrica, con todos los ingredientes que se pueden encontrar en la literatura medieval cuyas características más típicas de la sociedad que representaban eran: el castillo como centro de poder político, el linaje aristocrático y el orden de caballería como estamento social que se reviste con una dimensión ética y fantástica. Este último aspecto evidencia la valoración del uso de las armas y de la proeza heroica como unos valores morales y distintivos del resto de la sociedad.
La historia está contada como si se tratara de una carta que el protagonista, un adolescente americano, escribe a su hermano Ben. En esta carta le cuenta como fue a parar a Mythgarthr, uno de los siete niveles de realidad, que forman el extraño mundo donde ha aparecido después del viaje descendente a través de una cueva (recurso de otras obras de la literatura medieval, por ejemplo Blandín de Cornualla, o salvando las distancias la misma Alicia en el País de las Maravillas). Able aparece junto a una extraña mujer parecida a una bruja que lo llama Able del Gran Corazón y le relaga un hilo para que le sirva de cuerda en el arco que debe construirse. Con parte de la memoria perdida inicia un viaje para encontrarse a si mismo y averiguar quién es y dónde está. En su búsqueda encuentra una variada representación de los personajes que habitan los mágicos reinos donde ha ido a parar y vamos conociendo al mismo tiempo que él las particularidades cotidianas del nuevo mundo que explora. La narración está fraccionada en un gran número de episodios cortos que ofrecen una buena agilidad a la lectura gracias a todos los acontecimientos que se suceden sin pausa. En estos episodios conoce como funciona la sociedad de Mythgarthr, en un momento histórico parecido a nuestra Edad Media, pero con un amplio abanico de personajes fantásticos entre los habitantes del lugar. Su deambular lo lleva a conocer a quien dice se su hermano, el anciano Valiente Berthold, al noble caballero Ravd que le hace tomar la determinación de convertirse él mismo en caballero, a Disiri la reina de los elfos del musgo de la que se enamora y que lo convierte en adulto encargandole la búsqueda de la mágica espada Eterna, guardada por un fiero dragón en un lugar desconocido. A lo largo del camino va encontrando compañeros de viaje, un marinero tuerto que se convierte en su sirviente, un ogro, dos doncellas elfas del fuego, Mani, una gata que habla y Gylf, un ser con forma de perro que es el encargado de guiarlo en muchas ocasiones haciendo esa función de psicopompe o guía del alma (en la literatura caballeresca a menudo el perro ha tenido la función de conducir al hombre hacía los mundos invisibles o psicológicos, hacía el más allá).Able del Gran Corazón decide ofrecer sus servicios de caballero al Duque de Marder que le encomienda una misión en tierras de los gigantes.
Dos factores a tener en cuenta en esta narración son el tiempo y el espacio. El protagonista hace diversos viajes a los mundos superiores e inferiores habitados por seres mágicos. En estos mundos el tiempo transcurre de manera diferente, lo que para él son unos días de estancia, en Mythgarthr pueden ser años. En ocasiones esos viajes se realizan mediante sueños y otras es “transportado” sin saber bien el mecanismo que hace posible este viaje. Estos sueños están repletos de una simbología difícil de desentrañar y que invita a una nueva relectura del libro, que de seguro aportará muchos datos que se habrán pasado por alto.
Como he dicho antes El Caballero se trata de la mitad de un libro, la historia queda cortada sin haber cerrado ningún hilo narrativo y pendiente de abrir otros nuevos que el personaje principal ha ido adelantando. Si Minotauro sigue el patrón original la continuación se titulará El Mago. Esperemos que no demoren su publicación, el corte en el momento álgido de la primera entrega deja con los dientes muy largos.

En El Caballero; primera parte o mitad de un libro, como se prefiera, Wolfe recrea la literatura de aventuras caballerescas de la Edad Media donde funde elementos de diferentes tradiciones. Encontramos el inevitable peaje a Tolkien y el folklore céltico de duendes y elfos, los cuentos populares y la narración artúrica, con todos los ingredientes que se pueden encontrar en la literatura medieval cuyas características más típicas de la sociedad que representaban eran: el castillo como centro de poder político, el linaje aristocrático y el orden de caballería como estamento social que se reviste con una dimensión ética y fantástica. Este último aspecto evidencia la valoración del uso de las armas y de la proeza heroica como unos valores morales y distintivos del resto de la sociedad.
La historia está contada como si se tratara de una carta que el protagonista, un adolescente americano, escribe a su hermano Ben. En esta carta le cuenta como fue a parar a Mythgarthr, uno de los siete niveles de realidad, que forman el extraño mundo donde ha aparecido después del viaje descendente a través de una cueva (recurso de otras obras de la literatura medieval, por ejemplo Blandín de Cornualla, o salvando las distancias la misma Alicia en el País de las Maravillas). Able aparece junto a una extraña mujer parecida a una bruja que lo llama Able del Gran Corazón y le relaga un hilo para que le sirva de cuerda en el arco que debe construirse. Con parte de la memoria perdida inicia un viaje para encontrarse a si mismo y averiguar quién es y dónde está. En su búsqueda encuentra una variada representación de los personajes que habitan los mágicos reinos donde ha ido a parar y vamos conociendo al mismo tiempo que él las particularidades cotidianas del nuevo mundo que explora. La narración está fraccionada en un gran número de episodios cortos que ofrecen una buena agilidad a la lectura gracias a todos los acontecimientos que se suceden sin pausa. En estos episodios conoce como funciona la sociedad de Mythgarthr, en un momento histórico parecido a nuestra Edad Media, pero con un amplio abanico de personajes fantásticos entre los habitantes del lugar. Su deambular lo lleva a conocer a quien dice se su hermano, el anciano Valiente Berthold, al noble caballero Ravd que le hace tomar la determinación de convertirse él mismo en caballero, a Disiri la reina de los elfos del musgo de la que se enamora y que lo convierte en adulto encargandole la búsqueda de la mágica espada Eterna, guardada por un fiero dragón en un lugar desconocido. A lo largo del camino va encontrando compañeros de viaje, un marinero tuerto que se convierte en su sirviente, un ogro, dos doncellas elfas del fuego, Mani, una gata que habla y Gylf, un ser con forma de perro que es el encargado de guiarlo en muchas ocasiones haciendo esa función de psicopompe o guía del alma (en la literatura caballeresca a menudo el perro ha tenido la función de conducir al hombre hacía los mundos invisibles o psicológicos, hacía el más allá).Able del Gran Corazón decide ofrecer sus servicios de caballero al Duque de Marder que le encomienda una misión en tierras de los gigantes.
Dos factores a tener en cuenta en esta narración son el tiempo y el espacio. El protagonista hace diversos viajes a los mundos superiores e inferiores habitados por seres mágicos. En estos mundos el tiempo transcurre de manera diferente, lo que para él son unos días de estancia, en Mythgarthr pueden ser años. En ocasiones esos viajes se realizan mediante sueños y otras es “transportado” sin saber bien el mecanismo que hace posible este viaje. Estos sueños están repletos de una simbología difícil de desentrañar y que invita a una nueva relectura del libro, que de seguro aportará muchos datos que se habrán pasado por alto.
Como he dicho antes El Caballero se trata de la mitad de un libro, la historia queda cortada sin haber cerrado ningún hilo narrativo y pendiente de abrir otros nuevos que el personaje principal ha ido adelantando. Si Minotauro sigue el patrón original la continuación se titulará El Mago. Esperemos que no demoren su publicación, el corte en el momento álgido de la primera entrega deja con los dientes muy largos.