El color que cayó del cielo (1927) es uno de los mejores y
más afamados cuentos escritos por Lovecraft gracias a su medida y acertada
mezcla de ciencia ficción y terror. Dos géneros hermanos que se desarrollan en
perfecta simbiosis bajo la magistral batuta del genio de Providence,
proyectándose sobre el lector con la fuerza añadida de un barroco lenguaje
hiperadjetivado que en este caso no es un superfluo elemento ornamental, sino
un recurso imprescindible para poder describir con precisión de cirujano la
sutileza que representa elevar el mayor de los horrores cósmicos a un color,
una criatura extraterrestre que está más allá de la compresión humana y
que devora de manera implacable la razón y la vida de una familia de campesinos
de la Norteamérica profunda, convirtiendo la tierra, la vegetación y la fauna
del lugar en un retrato impresionista en el que las formas se diluyen ante la
supremacía de los colores. En El color que cayó del cielo, el horror se
define en forma de elementos cromáticos, una innovación literaria en el género
de terror que tuvo una excelente recepción por parte del público, trascendiendo
desde el ámbito literario al cinematográfico, incluso al televisivo, con
diversas versiones y reinterpretaciones que lo han convertido en un tema
clásico de la ciencia ficción y el terror, casi en un género en sí mismo.

La génesis de The Colur Out of Space,
escrito entre El caso de Charles Dexter Ward y los retoques finales del
ensayo El Horror Sobrenatural en la Literatura, hay que situarlo
en la inspiración que el propio Lovecraft dijo recibir al contemplar la
construcción del embalse de Scituate en Rhode Island; teniendo como base una
experiencia que, a la mayoría de los mortales nos parecería totalmente
intranscendente, la imaginación de Lovecraft tomo cuerpo en forma de un nuevo
tipo de terror en forma de color y se transforma en la voz narrativa que nos
cuenta en primera persona los hechos que tuvieron lugar en un lúgubre paraje de
Arkham, la ciudad imaginaria plagada de horrores que por derecho propio se ha
ganado un lugar de mérito entre otras creaciones literarias como la Macondo de
G. B. Márquez o el ficticio condado de Yoknapatawpha que Faulkner utilizó
como escenario para sus personajes.
El relato nos llega
a través de un joven ingeniero encargado de realizar una serie de estudios del
terreno en el que se tiene previsto construir un embalse. En uno de los reconocimientos
que hace del lugar encuentra una zona extrañamente árida a la que los lugareños
evitan. El lugar, conocido como el "erial maldito", es un paramo
desolado en el que la vegetación no crece y el suelo presenta una rara
tonalidad grisácea. Intrigado por la mortecina apariencia del lugar, el joven
pregunta a un anciano del lugar, de nombre Ammi Pierce. El lugareño, a pesar de
las reticencias iniciales, lo pone en antecedentes de los hechos que
convirtieron la zona más fértil del lugar en el lugar de pesadilla en el que se
ha convertido, y cómo los Gardner, la familia de campesinos que explotaban
felizmente el lugar, tuvieron un final mucho peor que la muerte atacados por la
locura y un extraña enfermedad que les deshacía la carne. Ammi cuenta cómo
empezó todo el día que un meteorito cayó en las inmediaciones de la granja en
el ya lejano año de 1882, cuando el viejo Ammi Pierce todavía era un hombre
joven y fuerte. El extraño meteorito
se comportaba de una manera extraña: no se termina de enfriar y los
análisis que le son realizados por tres científicos provenientes de la
Universidad de Miskatonic (otra de las invenciones de Lovecraft) arrojan más
misterio al asunto al no lograr equiparar el material que compone la roca del
espacio con un material conocido. Nahum Gardner, propietario de la granja,
fue el primero en encontrar el meteorito, creyendo ver en un primer
momento como extraño ser o color imposible de definir abandonaba la roca ígnea
caída del cielo y se escondía en el cercano pozo de la granja.
Al año siguiente,
con la llegada de la cosecha, comienzan a suceder una serie de extraños
acontecimientos en la zona, teniendo su epicentro en la granja de la familia
Gadner: los cultivos crecían de manera espectacular, como no lo habían hecho
nunca , brillando extrañamente en la oscuridad al igual que la vegetación que
circunda la zona próxima al pozo. Los frutos que nacían en las plantas tenían
un tamaño desmesurado, previendo una cosecha espectacular, pero no los podían
vender porque se pudrían y despedían un olor nauseabundo. Poco después la esposa de Nahum y sus hijos
enloquecen y mueren de manera horrible por efecto de beber el agua del pozo;
los animales de la granja y la fauna salvaje de la zona, sufren extrañas
mutaciones y se vuelven violentas; incluso los árboles parecen cobrar vida
presos de un instinto homicida que les hace dirigir sus ramas hacia todo aquel
que esté próximo a ellos. Ante la gravedad de los sucesos que descubre, el
ingeniero abandona la zona sin terminar el trabajo que le fue encomendado,
dejando tras de sí la certeza de que aquello que provocó tal horror todavía
permanece oculto en el pozo de la granja, alimentándose de la propia zona que,
a cada año que pasa, crece un poco más, aumentando la desolación a una zona más
amplia del terreno.
En sí, el relato
presenta varios de los temas recurrentes de Lovecraft: la imposibilidad de
escapar al destino que en este caso representa el desconocido horror procedente
del espacio y la insignificancia del hombre en un universo que desconocemos por
completo, expuesto a los caprichos y designios de la maldad de seres
infinitamente superiores a la débil raza humana. Con trabajos como el presente,
Lovecraft marcó un camino propio dentro del género de terror, apartándose de
los trillados temas del vampiro, fantasma de todo tipo y satanismo al
incorporar elementos hasta entonces tratados como elementos de ciencia ficción.
En resumen, que por lo breve del mismo, siempre es recomendable volver de tanto
en tanto a repasar un clásico fundamental de la literatura del terror y la
ciencia ficción como es El color que cayó del cielo y compararlo con los
infumables ladrillos sobre vampiros amanerados y zombis andrajosos que hoy día
compone la "moderna" literatura de terror.
1 comentario:
Gracias ,pocas veces leo ensayos, pero este me atrapó😁👽
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