Una nueva entrega de las aventuras de Miles Vorkosigan siempre merece ser leída con la debida atención. Aunque en Komarr, última pirueta sobre sí mismo de una saga ahora mismo sólo interesa a sus incondicionales, se puede apreciar de manera más notoria esa irregularidad de la que siempre ha hecho gala la saga alternando títulos memorables con otros de escaso interés. Y es que el desgaste que ha sufrido el personaje (y la autora) a lo largo de los años aconseja una voluntaria retirada a tiempo antes de que sea el lector quien se retire de la serie. Y parece que el cambio de temática de las obras de la Bujold, más escoradas últimamente hacia la fantasía épica, un género con una mayor rentabilidad económica que la siempre denostada ciencia ficción, responde a la intención de dejar un tiempo en barbecho el agotado fílón Vorkosigan, algo natural después de las muchas aventuras que lleva ya sobre sus escuálidas espaldas el bueno de Milles. Así pues, conscientes de habernos ofrecido lo mejor de su repertorio en entregas anteriores, la Bujold, como madre amantísima que ha sido siempre para su retoño, comienza a prepararle a Miles un merecido retiro.
Para tal fin, lo llevará al planeta Komarr en su nuevo papel de Auditor Imperial, el más alto rango en el cursus honorum barrayarés. Allí encontrará a Ekaterina, su mujer ideal, una superlativa mujer que atesora en sus prietas carnes todas y cada uno de las virtudes que distinguen a los personajes femeninos de la Bujold: inteligencia, abnegación, belleza, sacrificio, valores filiales y maternales, etc. Eso sí, un pequeño detalle la apartará momentáneamente de Miles: es una mujer casada, infelizmente casada, pero casada al fin y al cabo.


En resumen, una entretenida aventura de Vorkosigan que, pese a no aportar nada nuevo a la saga, se lee de un tirón y al final nos deja con ganas de más. Se puede destacar como elemento positivo el sempiterno toque de humor ácido que distingue el devenir de Miles, así como su capacidad para autoflagelarse, dos elementos que van unidos a su personalidad de una manera indisociable y que lo hacen más próximo al lector, brillando estos atributos especialmente en Komarr. Como elemento negativo se puede destacar el abandono del mejor personaje de la serie, Mark el hermano clon de Miles. En anteriores entregas se podía apreciar como la serie ganaba interés cuando Mark ganaba en protagonismo, pero parece que se abandona esta estrategia para volver al sistema de siempre, que tampoco está nada mal.