
La novela en sí misma no pasa de ser un relato sencillo, que se puede encuadrar en el ciclo de Ekumen al que pertenecen títulos tan ilustres como Los Desposeidos, Planeta de Exilio, La mano izquierda de la oscuridad, etc. El argumento nos trae a escena las aventuras de Gavael Rocannon, un etnólogo que por una serie de vicisitudes queda aislado en un planeta habitado por distintas razas que en su intento por revertir la situación que padece iniciará un viaje (iniciático, como no) que lo llevará a conocerse a sí mismo y a encontrar su lugar en el mundo. No podemos decir que el horizonte que nos marca la autora sea un prodigio de originalidad. Sin embargo, será esta misma sencillez en el planteamiento, unido a las primeras pinceladas de genio que Leguin comenzaba a esbozar en sus escritos, lo que convierte la lectura de esta obra en una experiencia gratificante. Dentro de lo más destacable que se puede encontrar entre las páginas de El Mundo de Rocannon es obligatorio citar las escenas donde se entrelazan espada y láser como metonimia de dos mundos literarios tan bien definidos como son la fantasía épica y la ciencia ficción, unidos con brillantez por la autora; por otra parte, no se puede dejar sin mención la aparición del ansible, es decir, la tecnología que permite viajar por el espacio a velocidades superiores a las de la luz para evitar los efectos relativistas de dichos viajes y que sería utilizado profusamente por otros autores.
En resumen, una obra ideal para iniciarse en una de las principales plumas del mundo de la ciencia ficción en general como es Ursula K. Leguin.